Mi primer recuerdo de María era cuando tu mamá me llamó contándome que estaba embarazada. ¡Qué contenta que estaba! Compartimos mucho en ese tiempo, tu mamá y yo, porque no sólo éramos amigas en ese tiempo, sino que a los pocos meses yo también me quedé embarazada. Así que pasó que comparábamos pancitas, qué (¡y cuánto!) comíamos y muchas anécdotas. Hasta naciste con una sorpresa muy grande – ¡no eras varón como habían creído! Y allí en el hospital, les agarraste tan sin palabras que te pusieron simplemente “María”.
Mi hija era quizás tu “primer amiga”, elegido por tu mamá por nuestra amistad y por mi necesidad de tener alguien que cuidara a Jenna, la mía. Así que estuvieron juntas una mañana todas las semanas durante un tiempo. Vos y Jenna compartieron muchos momentos juntos, jugando, creciendo, disfrutando de cumpleaños y meriendas que arreglaban las mamás.
Tu mamá te cuidaba como si fueras un tesoro, un ángel. Y así lo eras. No sé si conozco a otra que se dedicaba con tanta energía y atención a cada detalle de su hija hasta la pasta amasada a mano y bolitas de pescado (caseras, claro) con salsa blanca y muchas otras cosas ricas que ella te hizo siempre. Cuando vos estornudabas, ¡paró el mundo! Me recuerdo haberme dejado pasar una fecha de una vacuna de Jenna y sentirme avergonzada porque tu madre te llevaba hasta el día exacta de tu nacimiento cada mes que te tocaba una.
Pasó un tiempo y nació tu hermana tan linda, Agustina. Y después nació la segunda mía, Daniela. Y Cristina y yo charlábamos y comparábamos y nos reíamos y yo le compartía mis días locas con dos nenas y un marido que trabajaba mucho y ella también a mí. Era un hermoso tiempo, inolvidable y sin par. Era la estación de vida que compartí con tus papis y vos y Agustina.
Y como suele pasar a veces en la vida, cambios y mudanzas nos fueron cambiando y después cuando tuviste sólo 7 años, nosotros nos íbamos a España. Y como es natural, descubrieron muchas otras amigas, colegios, experiencias y fueron creciendo. Pero nunca nos olvidaremos de vos por el papel de “primer amiga”.
Vos y Jenna pudieron verse hace 3 años cuando pudimos visitar en familia a Argentina. ¡Cómo habías cambiado! ¡Qué grande que eras! ¡Qué hermosa e inteligente! Fue raro para Uds. dos encontrarse otra vez después de tantos años y ahora tan “señorita”. Ya no se conocían como antes pero fue un gran encuentro para nosotras. Tu mamá como siempre me contaba de cosas que hacías tan bien y se veía el orgullo en su cara. Nadie nunca se olvida de ningún hijo y menos de una primogénita.
Las nenas son una bendición…..y tus padres lo saben muy bien.
Con muchos recuerdos y cariño,
Pamela Sider
No hay comentarios:
Publicar un comentario