viernes, 9 de octubre de 2009

Recuerdos de César, un año después

“De pronto tuve conciencia de que ese momento, de que esa rebanada de cotidianidad, era el grado máximo de bienestar, era la Dicha. Nunca había sido tan plenamente feliz como en ese momento, pero tenía la hiriente sensación de que nunca más volvería a serlo, por lo menos en ese grado, con esa intensidad. La cumbre es así, claro que es así. Además estoy seguro de que la cumbre es sólo un segundo, un breve segundo, un destello instantáneo, y no hay derecho a prórrogas”.

Esta cita expresada por el personaje principal de “La Tregua”, la novela de Mario Benedetti (corresponde al sábado 6 de julio, en el original, por si querés buscarla), ilustra muy bien, María, cómo intento recordarte desde hace un año.

Gracias a Dios pudimos compartir juntos muchas de esas cumbres, aunque vos, quizás, no te hayas dado cuenta en el momento. Te recuerdo…

… cuando te tuve en brazos pocos minutos después de que llegaras a este mundo el 21 de febrero de 1991, arropada con una frazadita y una mirada curiosa.
… cuando eras bebita y te hacía cosquillas en tu panza arrodillado en la punta de la cama, y reías.
… cuando te mostraba el mundo desde el cochecito o caminando tomados de la mano o haciéndote upa en el zoológico.
… cuando te leía las historias del elefante Babar antes de dormir, junto a Agustina.
… cuando te cedía el asiento de la ventana en los aviones para satisfacer tu curiosidad sobre cómo se veían el cielo y la tierra.
… cuando caminábamos juntos a Agustina descubriendo lugares nuevos en Villa La Angostura.
… cuando nos lanzábamos por la nieve en las laderas del cerro Bayo.
… cuando te dejaba en la puerta del colegio, una mañana de invierno.
… cuando te veía nadar en cualquier edad, lo hacías muy bien.
… cuando íbamos juntos a recitales, como los de The Backstreet Boys, Bandana, U2, Morelembaum, Soda Stereo.
… cuando veíamos tenis en el Buenos Aires Lawn Tennis Club o en el Parque Roca. ¡Cómo sufrimos junto con Grisel por culpa de Nalbandian y Soderling un domingo a la mañana en abril de 2008!
… cuando te entregaba alguna revista de modas que traía de algún viaje.
… cuando tejías y cosías tu ropa en la máquina.
… cuando fuimos en febrero de 2008 a disfrutar de un día de spa en un hotel en Pilar.
… cuando te veía leer a Cortázar o te ibas al MALBA a ver películas no comerciales.

Quizás la más hermosa e inolvidable de todas esas cumbres fue en el verano de 2007. Era enero, un día de mucho calor, cuando te llevé junto a Agustina y Mariela a la playa que está después del Anfiteatro, en La Lobería, en Río Negro. Los cuatro pasamos un día maravilloso, diáfano, esplendoroso, quizás el mejor de mi vida en esta tierra. Solos, sin nadie alrededor, rodeados de acantilados, olas altas, agua cálida y clara, playas finas, sol a pleno, los lobos marinos que pasaban cerca nuestro, escenario para risas y juegos, disfrutando de la creación de Dios. Un día irrepetible.

Tanto te gustó esa playa que al año siguiente, en tu último verano en este lado del universo, volviste con Mariela, Tito, Constanza, Facundo y Sofía. Regresé a ese mismo lugar en diciembre de 2009 y lo bauticé Playa María.

La última cumbre me la regalaste tres días antes de partir, cuando fuimos juntos a TEA a una clase informativa, el 8 de octubre. Estabas convencida de seguir mi oficio. En mi interior estaba gozoso. Y las últimas palabras que me dijiste en la noche del 10 de octubre, la última vez que te vi con vida, fueron un pedido: Que te confirmara que iría en noviembre a hacer la cola para tu inscripción en TEA, porque vos ese mismo día estarías en Mar del Plata para participar como finalista en poesía en los Juegos Bonaerenses.

Hoy, un año después de tu partida, y pese al dolor desgarrador y atroz que atravesamos en esta tierra de los vivientes, tengo la esperanza de reencontrarme con vos pero eterna y fresca, e iluminados ambos por la luz de Dios.

Hoy, desde hace más de medio año, dedico un tiempo específico a recordarte mientras escucho un disco que nos regalaron cuando fuimos a mediados de 2008 al recital de Jaques Morelenbaum en Buenos Aires. De ese disco tomé tres canciones con las cuales armé los siguientes videos con fotos que fueron publicadas en este blog y algunas más.







Hoy te recuerdo así, María. Agradezco a Dios porque pudimos compartir esas cumbres, que serán eternas cuando Él así lo disponga.

César

9 comentarios:

Anónimo dijo...

César: Me gustaron mucho todos los recuerdos que publicaste. Estoy segura de que a María le hubiesen gustado tanto o más que a mí.

Los quiero muchísimo, son como mi segunda familia.

Stefy Bellini.

Pablo Bedrossian dijo...

Me sumo a lo que dice Stefy. Lo unico que uno se lleva de esta vida es lo que tiene adentro. Los recuerdos son parte de ello. Y que bueno que tengan tantos atesorados en el corazon. Somos extranjeros en esta tierra, pasajeros inexplicables en el tiempo y del espacio, pero pasajeros al fin, y es nuestra esperanza en Dios la que nos sostiene sabiendo que mas alla hay otra patria, y Alguien que nos espera con muchas y gratas sorpresas. Un gran abrazo para Cesar, Cristina y Agustina.

Roberto Aguirre Blanco dijo...

En este momento siento tantas cosas que serian dificil de describirtelas. Tu amor por María, maría misma a quin nunca conocí mas alla de tus palabras, y quizas allí la conocí mas que nunca, atraviesan mi alma dejando una huella. Algún día te contare del juego de la vida de esa noche, cuando logre comprender porque las piezas de la vida se entrelazan de tal manera...luego de leer este lugar de maría y tuyo, de tu familia, solo puedo decirte que tea demiro y te quiero mucho hermano...rezo una pleagaria para alivinar el alma..,
Roberto Blanco

César Dergarabedian dijo...

Muchas gracias, Stefy, Pablo y Roberto, por sus palabras. Son muy generosas y me hacen mucho bien. Un fuerte abrazo.

Adm Parreño dijo...

Cesar,
siempre entro a este blog con una esperanza de encontrar todo distinto, no se distinto en que sentido. Te escribi una vez, hace mucho en el primer post que hiciste. Mi nombre es Maria tambien. Quiero contarte un secreto que poca gente sabe. En la puerta de mi placard el dia que fallecio Maria colgue su poema, o poesía disculpa pero para mi son muy parecidos. No tengo el mismo don que Maru, escribir me cuesta muchisimo, soy mas del tipo de las matematicas y las exactas. Encuentro paz en ellas porque se que no importa cuantas veces haga las sumas siempre darán lo mismo, y que si hay algun error es culpa mia, y puedo solucionarlo tomando una goma y borrando lo que hice mal. Que lindo seria poder hacer lo mismo con la vida!. Tomar una goma, y borrar lo que sale mal, y saber que siempre se puede volver a escribir y nada habrá pasado!
Hace poco entré en una convención para irme a Taipei el año proximo en una suerte de simlacro de la ONU. Volvi a casa muy feliz, y le conte todo a mi familia. Luego despues de un dia muy cansador en la facultad, llegue a mi cuarto, me saque los zapatos, y resto d mi ropa y como soy muy desordenada lo tire en el piso. Al ratito decidí hacer algo que nunca hago: preparar la ropa que me iba a poner el dia siguiente. Cuando llegue a la puerta de placard me quedé inmovil. Estupefacta. Miré el recorte, y no necesité leer lo que Maru escribió porque lo llevo en el corazon siempre. Una frase fue la que mas me resalto: "Y voy a lograr algo, sutil, y efimero".
Hay preguntas que jamas van a tener respuesta, preguntas que me siguen cuando duermo, y lo mas aterrdor, me siguen cuando estoy despierta. Se que tengo que aprender a aceptar la vida como es, y no comparto mis preguntas con nadie por miedo a que no me entiendan. Pero puedo reconocer a los de mi misma especie, especie que me va a entender. Porque seremos todos seres humanos, pero no somos todos iguales,todos somos de especies distintas por las cosas que nos toca vivir. Y se que ustedes se preguntan esas mismas cosas mucho mas seguido que yo.
Y quiero que sepan que hay alguien mas de su especie en el mundo. Y qu los entiendo.
Quizas algun dia las grandes preguntas sean contestadas, y Dios tenga un explicacion. Quiero creer que es todo parte de un plan, porque sin dolor no se aprende... pero me pregunto cuanto dolor es necesario para aprender?

Besos.
Maria Florencia

Adm Parreño dijo...

pd:el blog desde el que te escribí es el que tuve que crear para la ONU de la que te conte.

Saludos!

Alejandro Bedrossian dijo...

César querido, releo cada una de tus palabras con mucha emoción. Mí abrazo infinito.

César Dergarabedian dijo...

¡Muchas gracias, querido Alejandro! Abrazo.

Anónimo dijo...

Estoy muy emocionado. Me gustaría darte un gran abrazo y decirte que amo a María por el cariño que sembró durante su vida en la tierra y por su inmenso cariño que genera entre los que la recuerdan. Te doy todo mi corazón querido César